Últimamente me paso la noche de los lunes programando como un loco para llegar a tiempo a los plazos de entrega de código de una asignatura que dista de ser sencilla. Bugs por todas partes, más que en la película, algunos más fáciles de aplastar que otros. Lo importante es saber interpretar el log de acontecimientos para comprender su origen y lidiar con ellos hasta depurarlos.
A veces viene muy bien formatear el código, limpiarlo, cuidarlo y escribirlo con amor para evitar potenciales problemas en un futuro. Cuando algo no va bien, por complejo que parezca, cambiar de perspectiva puede arrojar mucha luz al asunto. La combinación de teclas de formateo siempre debe estar presente.
Dicen que la programación no es un arte, pero sí que debe ser practicada con fines estéticos y comunicativos. Será de no expresar emociones o sentimientos que no se la considera como tal. Paradójicamente, se acerca mucho a la forma que tenemos las personas de relacionarnos, aunque sin el factor sentimiento. Quizás sea eso lo que nos aleja de las máquinas, también de algunas personas.
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